Doma Clásica
Esta disciplina tiene por objeto el desarrollo del caballo mediante un entrenamiento racional, metódico y equilibrado por medio del cual el jinete consigue que éste realice todas sus órdenes con armonía, equilibrio y actividad. El caballo se vuelve tranquilo, elástico, ágil y flexible, a la vez que se hace más confiado y atento a las órdenes del jinete, llegando a formar con él un binomio perfecto.
Estas cualidades se manifiestan por:
- La franqueza y la regularidad de los aires. (La armonía, la ligereza y la facilidad de los movimientos).
- El caballo da así la impresión de manejarse por sí mismo. Confiado y atento, obedece generosamente las indicaciones de su jinete.
- Su paso es regular, franco y suelto.
- Gracias a su impulsión, siempre despierta, y a la flexibilidad de sus articulaciones, que ninguna resistencia paraliza, y responde a las ayudas con calma y precisión.
- En todo su trabajo, incluso en la parada, el caballo debe estar “en la mano”. Se dice que un caballo esta “en la mano” cuando el cuello está más o menos elevado y arqueado según el grado de doma, acepta la embocadura con un contacto ligero y suave y una completa sumisión.
- La cadencia se aprecia en el trote y el galope, y es el resultado de la propia armonía que muestra un caballo cuando se mueve con regularidad bien marcada, impulsión y equilibrio.
- La regularidad de los aires es fundamental en doma clásica.
Razas con mejores destrezas para esta disciplina son:
- Holandés de sangre caliente (KWPN)
- Hannoveriano (Hann)
- Danés de sangre caliente (DWB)
- Oldenburgués (Oldbg)
- Westfaliano (Westf)
- Holsteiner (Holst)
- Pura raza española (PRE)
- Pura sangre lusitano (Lusit)
- Trakehner (Trak)
- Sueco de sangre caliente (SWB)

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